sábado, 12 de marzo de 2011

Un truco para mejorar en el tiro de caza

Entre los muchos ejercicios que podemos poner en práctica durante todo el año para mejorar nuestra dinámica y técnica en el tiro de caza menor, en esta ocasión vamos a dar un guiño con un truco que se aleja de tocar la escopeta.
Se necesita bien poco y la práctica totalidad de nosotros tenemos el material de entrenamiento bien cerquita y a un coste irrisorio: nos hacen falta dos tetra bricks de litro y medio vacíos, y un campo de fútbol sala. Si, han leído bien, ¡perfectamente!, no se froten los ojos ni miren al trasluz las gafas por si se les han empañado de golpe, no, que todo está correcto.
Reservemos dos envases de tetra brick de 1,5 litros una vez vacíos (leche, zumo, etc.) y no los tiremos aún al contenedor de reciclado, que nos van a venir de perlas para saber cómo estamos tirando a conejos, liebres o perdices en nuestras jornadas. A la par, vamos a ir buscando ese rato en el que la pista de fútbol sala en el parque cercano a casa está poco concurrida, hay ratos en los que no hay nadie jugando, ¡esos son los ideales!, tal vez sea necesario visitar esta pista un sábado o domingo bien temprano, pero merece la pena.
solerblognewBien, ya tenemos el equipo y el escenario adecuado, ahora me toca explicar todo este tema tan extraño, que dirán algunos de ustedes; para mejorar en el tiro de caza debemos ser muy exigentes con la valoración de la distancia a la que tiramos, la mayoría de nosotros tenemos por costumbre tirar más allá o más acá de lo debido según los chokes y cartuchos empleados, y eso no va precisamente a nuestro favor ni en el de las piezas de caza.
Aprendamos a “ver” las distancias con prontitud para saber cuando debemos encarar y tirar por tener opciones de abatir con claridad la pieza; el arranque de una perdiz a cualquier distancia (a menudo claramente larga...) no puede llevarnos la escopeta a la cara de forma automática e irreflexiva y provocar que accionemos el disparador “para ver si cae”, eso no es cazar precisamente.
Media y larga distancia, ahí está el reto, en saber diferenciarlas con prontitud y acierto; la escopeta y la cartuchería de caza menor –con la variedad de opciones y funcionalidades que existen- tienen un límite por defecto y uno por exceso en la acción de plomeo efectivo para la caza de pelo y pluma, tirar muy cerca implica no acertar o destrozar la pieza, y hacerlo muy lejos se traduce en fallo tras fallo y en lo que es peor, dejar caza herida en el campo cada domingo que pateamos laderas o baldíos.
“Vale, dejémonos de teorías, y vamos al grano, que yo estoy mirando el campo de fútbol sala que me dijo, y en una bolsa de plástico llevo dos bricks de litro y medio vacíos, ¿qué hago ahora?, será algo rapidito, que como venga alguien y me vea...”.
Sumamente rápido y efectivo. Situemos uno de los bricks en la línea de medio campo, y el otro justo en la línea de la portería que vemos enfrente. Ahora nos vamos a la otra portería, y miramos a ambos envases; nos movemos de un a otro corner y seguimos mirando los envases, mirando pero viendo, que es como se aprovecha.
El que hemos situado en el centro del campo está a 20 metros de nosotros, y el del fondo, a 40. ¿De verdad?, pues así es. Memoricemos las referencias del entorno (despejado para mayor inri) en contraste con lo que abulta cada uno de esos envases que estamos empleando, porque poco más o menos vienen a abultar lo que una perdiz o un conejo, ya sé que una liebre es más grande, pero para aprender a discriminar según distancias, vamos apañados.
Visto lo visto, rápido reaccionaremos viendo claro que lo que creíamos era una treintena de metros al tirar un conejo resulta que serán unos dieciocho poco más o menos, y que la perdiz que en realidad arranca en el campo a veinticinco suponíamos lo hacía a cincuenta... Educar la vista, buena asignatura para todos nosotros.
No se corten, hagan el experimento y luego, cuando paseemos por la calle, vamos de escaparates o camino del trabajo, intentemos definir si ese bolardo de la acera está a quince o veinte metros de nosotros, si la paloma que picotea ahí delante está a treinta, busquemos referencias continuamente, esto educa la vista muchísimo, y nos beneficia en el enjuiciamiento rápido de las piezas de caza en el campo. Eso sí, cuando ya no valgan, a reciclar los bricks.